Una Visión de la Economía Dominicana 2013-2018
Por Lic. Reyes A. Peralta M.
La economía dominicana se ha caracterizado en
los últimos cinco años por una robusta expansión en un entorno de estabilidad
macroeconómica. El Producto Interno Bruto real registró un crecimiento promedio
de 6.1% en el período 2013-2017 y el Indicador Mensual de Actividad Económica
registra un incremento de 6.5% al mes de julio 2018. Se proyecta que al cierre
de este año, el PIB terminaría con una expansión de 6.0% y el pronóstico para
los próximos años convergería al ritmo potencial de 5.0% hasta el 2021.
El país ha mantenido una favorable estabilidad
de precios. La inflación promedio del período 2013-2017 fue de 2.7%, ubicándose
entre las más bajas de América Latina. La variación interanual al mes de agosto
2018 se situó en 3.9% y se espera termine el año en torno al 4.0%. Las
proyecciones indican una inflación en torno al centro del rango meta de 4.0% en
el período 2019-2021.
De igual manera, el tipo de cambio del dólar
norteamericano con respecto al peso dominicano registró una depreciación
promedio anual de 3.6% en los últimos cinco años; mientras que mostró una
variación de 3.2% este año, al pasar de RD$48.30 por dólar para la venta en
diciembre 2017 a RD$49.86 en agosto 2018.
El mercado de trabajo presentó una notable
mejoría, reflejando un descenso de la tasa de desempleo ampliada, la cual pasó
de 15.2% en 2013 a 12.7% en 2017.
Mientras que la tasa de desocupación abierta o proporción de la población que
no está laborando, pero que buscó activamente un trabajo en el período de
referencia y está disponible para ocuparse, pasó de 7.4% a 5.5%.
En el sector externo, la cuenta corriente de la
balanza de pagos registró un déficit promedio de 2.1% del PIB en el período
2013-2017, reflejando una mejoría desde -5.5% en el año 2013 hasta -0.2% en
2017. Este comportamiento se debió, principalmente, a la disminución de la
factura petrolera por la caída en los precios internacionales del petróleo en
años anteriores. Se espera cierre en -0.8% del PIB en 2018.
Las exportaciones de bienes presentaron un
pobre desempeño con un crecimiento promedio de 2.6% en los últimos cinco años,
pasando de US$9,424.4 millones en 2013 a US$10,120.7 millones en 2017. Mientras
que las importaciones de bienes crecieron en promedio 0.1% explicado por la
contracción de la factura petrolera. Estas pasaron de US$16,801.2 millones en
2013 a US$17,700.3 millones en 2017. En enero-junio 2018, las exportaciones e
importaciones crecieron en 8.4% y 13.5%, respectivamente, con relación a igual
intervalo del año anterior. Las
importaciones representan 1.8 veces el monto de las exportaciones, evidenciando
que es un sector de la economía que merece una revisión profunda para
insertarse competitivamente en el mercado internacional.
La mejoría en la cuenta corriente de la balanza
de pagos también se explica por el comportamiento positivo de la balanza de
servicios, la cual pasó de US$3,633.6 millones en 2013 a US$5,282.3 millones en
2017. En esta expansión incidieron el crecimiento del turismo, que en promedio
fue de 8.9%, para ascender los ingresos a US$7,177.5 millones en 2017; las
remesas familiares se expandieron 7.9% en cinco años y llegaron a US$5,911.8
millones; y la inversión extranjera directa ascendió en 2017 a US$3,570.0 millones
con un crecimiento de 6.3% en el lapso 2013-2017. A junio 2018, la balanza de
servicios registró un crecimiento interanual de 5.7%.
El déficit del sector público no financiero
(SPNF) fue en promedio de 3.4% del PIB en el período 2013-2017. Al cierre de
este último año el déficit fue de 3.2%. Los ingresos tributarios pasaron de
13.5% del PIB en 2013 a 13.9% en el año 2017. En el lapso de cinco años, los
ingresos crecieron en promedio 11.1% y los gastos totales en 6.6%. Para el año
2018, se estima que el déficit fiscal cerraría en 2.2% del Producto Interno
Bruto.
Resulta preocupante el bajo nivel de inversión
que se ha ejecutado en los últimos cinco años, la inversión bruta de capital
fijo representó en promedio el 22.3% del Producto Interno Bruto en el período
2013-2017, mientras en el lapso 2017-2011 fue de 25.6%. La inversión pública
bajó a 3.3% del PIB desde 3.6% en igual intervalo; en tanto que la inversión
privada se contrajo a 19.0% con respecto al 22.1% que había registrado en los
cinco años anteriores. El incremento de la inversión de capital es fundamental
para ampliar la capacidad productiva de la economía y garantizar un mayor
crecimiento a futuro.
Es importante que el Estado dominicano convoque
a una reforma fiscal integral para conjurar los déficits fiscales, los cuales
constituyen uno de los elementos principales del crecimiento de la deuda
pública. Es necesario corregir las distorsiones en el sistema tributario,
revisar el conjunto de exenciones tributarias, mejorar la administración para
evitar la evasión y la elusión fiscal, así como mejorar la gestión del gasto
para hacerlo más eficiente.
La deuda pública consolidada pasó de
US$28,267.5 millones en el año 2013 a US$37,215.0 millones en el 2017 y en
junio de 2018 ascendió a US$38,844.2 millones, para representar el 49.3% del
PIB. Es un crecimiento significativo que requiere medidas correctivas para
evitar problemas económicos mayores en el mediano y largo plazo, empezando por
corregir el déficit fiscal.
El sistema financiero dominicano ha mantenido
un crecimiento sostenido en los últimos años, caracterizado por robustos
indicadores de solvencia, liquidez y rentabilidad. Los activos del sistema
registraron un crecimiento promedio de 11.4% en el período 2013-2017. La
cartera de préstamos neta y los depósitos se expandieron 12.5% y 10.7%,
respectivamente. De igual manera, el patrimonio neto creció 9.7% en el período.
Los principales indicadores muestran la
fortaleza del sistema con un índice de solvencia que pasó de 16.7% en diciembre
de 2013 a 18.8% en mayo de 2018. De igual manera, la rentabilidad del
patrimonio fue de 20.6% en 2013 y 20.8% en junio de 2018. Mientras que la
liquidez representada por el indicador disponibilidades/captaciones se situó en
20.0% a junio. En adición, se verifica la calidad de los activos, con una
morosidad de cartera de créditos de 1.8%
en al cierre de junio de 2018.
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